EL AMOR  Y LAS FLORES

Las flores expresan muchos sentimientos, pero ninguno como el amor. A la mujer siempre se la ha asociado con la flor y, a pesar del paso de los años e incluso de los cambios sociales, todavía hoy, este dueto sigue vigente. La relación más fuerte entre las flores y las mujeres comenzó allá por el siglo XIX, en los jardines, el centro de la vida burguesa. Las mujeres eran las encargadas de cuidar el jardín de la casa y pasaban tanto tiempo allí, que no tardaron en conectar lingísticamente con ellas. Las flores reflejaban sus sentimientos y las ayudaban a expresarlos. En aquella época, cuando una mujer no podía comunicarse abiertamente con su amado, recurría a las flores porque ellas no tenían que seguir ninguna norma social. Así surgió la correspondencia floral entre los enamorados. Una peculiar y simbólica comunicación que los enamorados llevaban a cabo regalando flores, llevándolas encima durante largos paseos... La forma de entregar la flor, la composición del ramo y la viveza del color eran algunos aspectos que ampliaban, e incluso variaban, el significado de la flores. Entregar una flor boca abajo transmitía el significado opuesto. Por ejemplo, entregar una rosa con el tallo hacía arriba al enamorado era lo mismo que mandarle a paseo. El lazo que unía las flores de un ramo también tenía su traducción. Si el nudo estaba a la izquierda, los sentimientos expresados aludían al remitente, si el nudo iba a la derecha hacían referencia al destinatario. Así pues, un puñado de frambuesas -remordimientos- con el lazo a la derecha era una forma de decirle al otro que debería sentirse culpable por una mala acción... En definitiva, todo un ritual con su propio código tan importante, que hizo que el amor fuese cosa no de dos, sino de tres: mujer, flor y hombre...

El origen del lenguaje de las flores...

El poético lenguaje de las flores nació en Oriente. Se cree que las claves secretas de este romántico idioma comenzaron en el año 1600 en Constantinopla. Años más tarde, en 1716, fue llevado a Inglaterra por María Wortley Montagu, una señora de clase alta que había vivido durante un tiempo con su marido en Turquía. Desde Inglaterra, el interés por este secreto idioma se propagó hasta Francia donde no tardaron en recopilar todas las claves de este lenguaje y escribir un famoso libro titulado "Le Langage des Fleurs" . El libro ofrecía, de una forma bastante atrevida para la época, todas las claves para interpretar correctamente los mensajes de las flores. Este peculiar diccionario se imprimió con 800 muestras florales y una serie de descripciones que en aquellos años ruborizaron a más de uno. Hasta tal punto, que en la traducción inglesa se atenuó y se dulcificó bastante, según cuentan por ahí, por respeto a la reina de Inglaterra que había comentado a sus más allegados su inmenso deseo de leer ese famoso libro "tan escandaloso".



                                                    En este atrevido diccionario se daban, entre muchos otros, los siguientes significados:

                    - Clavel rojo: soy olvidado por el día y complacido en la noche.

                    - Lila morada: siento las primeras emociones del placer.

                    - Narciso amarillo: tu infantilismo y la frialdad de tu corazón serán doblegadas en la cama.

                    - Flor de loto: usted será mi amante, aun cuando no lo desee.

                    - Clavel rosa: estaré sobre ti cuando tu esposo no esté.

                    - Rosa roja: usted provoca mi sensualidad.

                    - Rosa amarilla: le espera el placer y el dolor. 


Como toda lengua, también la de las flores está viva y ha cambiado y evolucionado con el paso de los siglos.