EL JAZMIN

La palabra jazmín proviene del término árabe-persa yaemin, que tiene un doble significado: yas, desesperación y min, mentir. El jazmín amarillo recoge ambos sentidos para simbolizar el desengaño amoroso. 

Su hermano, el jazmín blanco, es mucho más optimista y nos recuerda que siempre hay esperanza tras el desaliento. Cuenta la leyenda que la bella Jasmine vivía entre nómadas en el desierto con el rostro siempre cubierto por velos para proteger su blanca piel de los rayos del sol. Un día llegó un príncipe de la ciudad y pidió su mano en matrimonio. El padre de Jasmine le dio su consentimiento convencido de contribuir a la felicidad de su hija. Fue pasando el tiempo y Jasmine cada día estaba más triste, no podía vivir encerrada entre muros, aunque fueran los de un palacio. 

Desesperada, una mañana huyó hasta el límite del oasis y el desierto y expuso por primera vez la piel de su rostro al sol. El sol quedó tan fascinado por su belleza que escuchó su deseo y transformó a Jasmine en la blanca flor que lleva su nombre.