LA HISTORIA DE SAN VALENTIN

En el origen del día de los enamorados tuvo mucho que ver la Iglesia. De hecho, esta festividad se creó para eliminar un popular rito pagano de fertilidad practicado durante más de 800 años por los romanos. 

Remontémonos un poco en la Historia. Desde el siglo IV a.C., los romanos practicaban cada año un curioso ritual en honor del dios Lupercus. La ceremonia consistía en meter los nombres de varias adolescentes dentro de una caja para que luego los muchachos extrajesen uno al azar. De esta forma, a cada uno le asignaban una compañera para su mutua diversión y placer, a menudo sexual, durante todo un año, hasta el siguiente sorteo. La Iglesia católica no tardó en poner fin a esta práctica pagana y sexual. Para ello, necesitaban un santo patrono de los "enamorados" que reemplazase al dios Lupercus... Después de mucho buscar, encontraron el mejor de los candidatos: Valentín, un obispo que había sido martirizado 200 años antes. Esta es su historia:

En el año 270 d.C, el emperador romano Claudio II prohibió el matrimonio. El demente emperador pensaba que los hombres casados eran malos soldados, puesto que les costaba mucho trabajo abandonar a sus familias para ir a la guerra. El imperio necesitaba soldados, eran mejores los soldados solteros... Claudio hizo una regla de tres, a su manera claro, y ni corto ni perezoso abolió el matrimonio. Cuando Valentín, obispo de Interamna, se enteró invitó a todos los enamorados jóvenes a que acudiesen a él en secreto para unirse en sagrado matrimonio. Claudio no tardó en descubrir a este "amigo de los enamorados" y ordenó al obispo que se presentara en palacio. El emperador quedó tan impresionado por la dignidad y las convicciones del joven obispo, que intentó convertirle a la religión de los dioses romanos para salvarle de una ejecución segura. Valentín se negó a renunciar al cristianismo y de forma imprudente y temeraria intentó convertir a Claudio. El resultado de este tira y afloja fue la ejecución de Valentín, que el 24 de febrero del año 270 fue apaleado, lapidado y finalmente decapitado. 

Cuenta también la historia que mientras Valentín esperaba la ejecución en la cárcel se enamoró de la hija ciega de su carcelo. Días antes de la ejecución Valentín le devolvió la vista milagrosamente y le envió un mensaje de despedida que firmó con estas palabras: "de tu Valentín".

La Iglesia lo tuvo muy claro, si alguien podía sustituir al famoso Lupercus era Valentín. En el año 496 el Papa Gelasio prohibió las fiestas lupercales de mediados de febrero pero mantuvo la lotería de las cajas, claro que el juego sólo se parecía en lo de las cajas, nada que ver con el original de los romanos. A partir de aquel año, en las cajas se introducían los nombres de varios santos para que las mujeres y los hombres sacasen un papelito. El juego consistía en imitar durante un año la vida del santo que les había tocado en suerte. Por supuesto, el patrón de toda esta actividad era San Valentín. Los jóvenes romanos a la fuerza y de mala gana fueron olvidando la fiesta pagana y la sustituyeron por el día festivo que estableció la Iglesia, y que hoy conocemos y celebramos como el Día de los Enamorados.